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La gran pantalla se vale de la realidad del mundo, o de su fantasía, para generar obras de arte y odas a diferentes aspectos de la sociedad, y la bicicleta no ha sido menos. Desde una época primigenia del cine, la bicicleta, al igual que otros medios de transporte, ha sido plasmada en el cine como elemento central de la cinta o como acompañamiento ineludible en la película. Por ello, desde Bike Support, queremos hablaros de la bicicleta en el cine.

En primer lugar, ninguna aproximación a este género puede hacerse sin uno de los clásicos del cine universal y el clásico por antonomasia de la bicicleta: Ladrón de bicicletas, una película del director Vittorio De Sica de 1948, donde Antonio Ricci, un obrero desempleado trabaja pegando carteles en compañía de su bicicleta, que pierde, emprendiendo un plan con su familia para recuperarla.

Continuamos con otro clásico, E.T., el extraterrestre, la archiconocida cinta de Steven Spielberg, que con su escena volando en bicicleta hacia la luna marcó la retina del mundo entero.

Por otro lado, no queremos dejar de lado el cine de animación. Entre las películas destacadas relacionadas con las bicicletas podemos destacar Las Trillizas de Belleville, de 2003, que cuentan la historia del secuestro de Champion, un joven ciclista que se preparaba para el Tour de Francia, y que fue considerada por Le Figaro como “una pequeña joya de la animación”. Por otro lado, un clásico de la animación nipona es el mediometraje Nasu: Verano en Andalucía, de Kitarô Kôsaka, también del año 2003, y que fue la primera película de animación japonesa en ser seleccionada para el festival de Cannes. Esta película narra la historia del ciclista español Pepe, que compite en La Vuelta, pasando la etapa en la que corre por su ciudad natal en la que su hermano se casa con su antigua novia.

Por último, destacar tres títulos más: El día que me hice mujer (2000), película que reflexiona sobre el papel de la mujer en Irán, La bicicleta de Pekín (2002), del director Wang Xiaoshuai y ganadora del Oso de Plata en 2011, y El prado de las estrellas (2007), una película de Mario Camus en la que se relata la relación e amistad entre un jubilado y un joven ciclista.